El despertar de una sonrisa

El despertar de una sonrisa

Ariella Bazzard
Trinidad y Tobago

Shastry y Kisha, de Trinidad y Tobago, son los padres de Ariella, una niña que hoy tiene dos años de edad. Ambos descubrieron los primeros síntomas de la enfermedad de su hija en el segundo mes de vida. “Notamos tres síntomas principales: Ictericia (color amarillento de la piel y mucosas), orina oscura y heces pálidas, esas fueron las características que vimos. Y allí fue diagnosticada a los cinco meses cuando le hicieron el col angiograma” cuenta Kisha, mamá de Ariella.

Ese momento fue una situación familiar difícil, sabían que tenían mucho por hacer y la única salida era trasplantarla, ya que según los expertos no se presentaba otra opción posible. Si bien los síntomas aparecieron a los dos meses de Ariella, el diagnóstico fue dado a los cinco. “Durante ese período intentamos deducir qué tenía buscando en páginas de Internet. Hablamos también con otra familia que tenían a su hijo con una afección llamada atresia biliar y a quien le tuvieron que hacer un trasplante por dicho motivo. En el fondo me repetía una y otra vez “por favor que no sea, por favor que no sea”, pero tuve que ser realista y aceptar que su enfermedad era Atresia biliar”. Ariella debía ser trasplantada y su mamá Kisha sería la donante.

Las razones que llevaron a la familia Bazzard decidir realizar la cirugía en Argentina fueron dos:

La recomendación, ya que la especialista en trasplante hepático en Trinidad y Tobago, la reconocida doctora Bartholomew les recomendó al Dr. Luque, comentándoles sobre el éxito de otras intervenciones con familias que ya habían venido a la Argentina como Hanna Akil. Sin dudas, ése fue un plus importante. Otro motivo, fue el factor “costo”, lo cierto es que sí había otros lugares más cerca, como los EEUU, pero en Argentina se venían abaratados los gastos de manera significativa. “Esas dos causas fueron las que nos trajeron aquí”, aclara Kisha.

 

¿Cómo se sintieron con la calidad del servicio médico que se les fue brindado?

 

Kisha: Creo que fue excelente. No tuvimos ningún problema. A decir verdad sabía muy poco acerca del sistema sanitario en Argentina, sabía poco sobre los médicos y todo lo relacionado a ello. Saliendo de la sombra, encontré excelentes médicos aquí.

 

¿Qué o cuáles sentimientos les embargaba días antes del trasplante? En este caso fuiste la donante.

 

Kisha: Sí, es así, fui la donante. Creo que estaba nerviosa, igualmente hablaba con los médicos,  el mismo Dr. Luque me comentaba que había riesgos, que las cosas podrían llegar a andar mal, que quizá no se tenía una recuperación adecuada, cosas por el estilo. Los médicos deben informarnos con claridad sobre las contrariedades o sobre las cosas que podrían llegar a suceder. Cualquier tipo de cirugía es riesgosa, todas tienen un riesgo distinto, pero lo tienen. Yo a todo esto lo tenía presente, pero creo ser una persona fuerte, tengo mucha fe en Dios, por lo que dije “Muy bien, todo eso puede pasar, pero no pasará”.  Sí, soy un ser humano y he padecido ansiedad, nervios, pero como te digo, lo puse todo en manos de Dios.

 

¿Qué sentiste cuando todo salió bien?

 

Kisha: Un gran alivio. Hoy son dos niñas distintas, la Ari de antes y la de ahora. Ella solía llorar mucho, lloraba todo el tiempo. Se sentía muy incómoda, dolorida, no se reía como ahora, no se movía como ahora, no hacía cosas como ésas. Creo que está comenzando a hacer cosas de su edad, cosas que a lo mejor debería haber estado haciendo antes.
¿Vivieron alguna situación adversa luego del trasplante?

 

Kisha: Sí, Ariella tuvo una internación luego de un mes de haber sido trasplantada debido a un virus, fueron casi dos semanas en el hospital. Otra situación, fue que tuvieron que aumentarle la dosis de una de las medicaciones post-trasplante (PROGRAF) la cual había ascendido de 1.5mg a 2,5mg. Igualmente hay que aclarar que volvió a descender así que estamos contentos. También se podría decir que el hecho de no poder hacer mucho, es decir, de no poder salir, pasear, nos complicó un poco, pero pudimos lidiar con eso.

 

¿Pudieron comunicarse con sus familiares desde Argentina?

 

Kisha: A decir verdad, hablamos con ellos casi todos los días

 

Sos muy generosa Kisha. ¿Les gustaría volver a la Argentina?

 

Kisha: Sí que nos gustaría!, pero para una situación totalmente distinta, de vacaciones digamos, para recorrer y conocer, Argentina es un lindo país.

Al fin, Ariella regresó a su casa. Está vez más fuerte, llena de energía, queriendo -de a poco- hacer todo por ella misma y sin cansancio. Sus padres hablan de un antes y un después, la niña ríe todo el tiempo algo que previo a la intervención no hacía debido al malestar. “Luego del trasplante supe que mi hija había cambiado, que ella no se sentía de la forma que solía hacerlo y eso fue lo que nos dio el indicio de que andaba maravillosamente bien” concluye sonriente Kisha.

 

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