Información gentileza de INCUCAI
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El hígado reconstruye, almacena proteínas y carbohidratos para ser usados por las células. El hígado también permite el almacenamiento de azúcares y vitaminas, filtra medicamentos, alcohol, drogas y productos de desecho del cuerpo. El hígado produce importantes proteínas.
Cuando el paciente se encuentra en un estadio terminal, varias cosas pueden empezar a ir mal. En el caso de los niños el crecimiento se detiene. En niños o adultos, se produce acumulación de líquidos en el abdomen, es decir, ascitis. La ascitis ocasiona dificultades respiratorias y los líquidos retenidos pueden llegar a infectarse. La actividad mental y el pensamiento pueden debilitarse o deteriorarse («encefalopatía»). La encefalopatía se manifiesta al principio mediante una desorientación leve, evoluciona hacia una continua somnolencia o modorra y al final puede acabar en una completa desconexión del entorno y de la realidad, con falta de sensibilidad y de interés hacia todo por parte del sujeto, lo que puede ser preámbulo de una situación comatosa. A causa de la hipertensión portal, puede darse sangrado en el tracto intestinal.
Cuando la enfermedad hepática se encuentra en un estado inicial, todos los problemas apuntados pueden controlarse aceptablemente por medio de diversas medicinas. Pero, una vez que la enfermedad progresa y se llega al estadio terminal, los medicamentos ya no suponen ninguna ayuda y el trasplante hepático se hace imprescindible.
Preferentemente a un médico gastroenterólogo o un hepatólogo (especialista en hígado)
En determinadas circunstancias, en general como consecuencia de enfermedades o accidentes, es posible perder la capacidad habitual que tienen los órganos de realizar funciones básicas para la vida. Las indicaciones más frecuentes para un trasplante hepático son: Cirrosis descompensada secundaria a hepatitis B, hepatitis C, enfermedades autoinmunes, metabólicas, hereditarias, atresia de vías biliares, cirrosis alcohólica; Falla hepática fulminante y subfulminante; Tumores hepáticos irresecables; Errores congénitos del metabolismo: hiperlipoproteinemia homozigota tipo II, deficiencia del ciclo de la urea, deficiencia de la proteína C.
No. El trasplante hepático se puede realizar con donante cadavérico, donante vivo relacionado o mediante técnica de partición hepática (un solo hígado cadavérico se utiliza en dos pacientes) o técnica de reducción hepática (un segmento de órgano adulto se implanta en un receptor pediátrico).
La compatibilidad viene determinada por diferentes valores:
No hay un tiempo establecido, dado que cada paciente demanda un órgano o tejido con características específicas. Cada persona que se convierte en donante real tiene determinadas características propias. El tiempo de espera depende entonces de la aparición del donante más apropiado para cada paciente a partir de las coincidencias entre ambos, lapso que puede demorar días, meses o años pero mientras antes comiences los preparativos mejor.
A fin de evitar el rechazo del organismo hacia el órgano implantado, el paciente debe recibir medicamentos para atenuar la respuesta del sistema inmune, mecanismo que tiende a destruir a todo agente extraño. El seguimiento estricto de la medicación es vital, así como los cuidados higiénico-dietéticos. Durante los primeros meses posteriores al trasplante, se requiere una relación estrecha con el médico tratante a través de exámenes y revisiones periódicas. Sin embargo, en términos generales, la reintegración a la vida cotidiana es completa, incluso es posible hacer actividad física. El médico tratante informa de las precauciones necesarias en cada caso concreto.
Realizar todos los exámenes médicos que su doctor de confianza le recomiende y en caso de elegir Fundación Ethe completar el formulario on line con sus datos.